miércoles, 20 de diciembre de 2006

Ab imo pectore

"Guarda la tristeza para tí mismo y
comparte la felicidad con los demás."
Mark Twain



Una noche imperecedera, como robada al tiempo. Y el sosiego, producto de un dolor cultivado que flaqueaba ya, moribundo. En el diván su cuerpo, tan leve, que la brisa no dejó de mecerlo durante toda esa noche perenne, que habría de durar hasta la luna creciente en Escorpión. Me pareció volar, sin sueños, ingrávido de cansancio. Los segundos caían, como gotas destiladas de un alambique, paulatinamente sobre mi insomnio. De repente, sin saber cómo, estaba allí cruzando el Aqueronte solo, sin el poeta y sintiendo el mismo dolor que ella. La vi luchar contra ese enemigo silencioso que le quebraba la vida.
No pude hacer nada mientras todos los cabos que nos unían, en otro tiempo inquebrantables, saltaban como serpentinas hechos jirones. Y la perdí para siempre tras un muro de dolor infranqueable. Para siempre.

2 comentarios:

Isabel Barceló Chico dijo...

Saludos. He venido a tu blog desde el "doceo", y veo que acabas de empezar. He leido tus dos posts y deduzco que más allá de la expresión literaria hay elementos biográficos que te estimulan a escribir. Te deseo la mayor fortuna en esta aventura, costosa y agradecida a la vez, y que el próximo año te sea muy favorable. Un cordial saludo.

El asesino de Orion dijo...

Los hay, sin duda. No puedo negar que estos elementos hayan sido el leit motiv de mi vuelta a la escritura, aparcada antaño por desidia o indolencia. Aunque de cualquier forma, me alegro de volver a estar en liza. Lo necesitaba. Te agradezco tus ánimos y, desde luego, te deseo también lo mejor en estas fiestas, además de un próspero año nuevo, claro.
Un saludo.

Tu blog, me ha parecido muy interesante, y aunque no he tenido tiempo, aún, para profundizar, seguro que lo leeré con detenimiento.

Scorpius

 
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